Los cuerpos gracias a Dios no escriben páginas desbordadas de erotismo; los cuerpos hacen, son erotismo. Sin embargo, se entiende la constante búsqueda de expresiones y metáforas. Es, finalmente, una búsqueda más. Y se busca cuando algo falta. Sólo que no hay metáfora que se compare con esa corporalidad que el grafismo, torpe e insuficientemente, suplanta. Pululan los que de forma solitaria se sumergen más que entre sábanas, entre páginas y páginas; más que en caricias, en la verborrea de chats que simulan gestos, que describen ciegos contactos en el vacío; más que en el erotismo de dos que se descubren y revelan, en los rebusques de la pornografía llana. Búsquedas, alivios, subterfugios de las épocas actuales. Ya mi abuela decía -y decía bien-: sal y buscate un cuerpo... vale lo que no alcanzan mil palabras.
Fragmento de "Eros aquí"
Foto: Archivo Internet
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