Un poeta retorna de la vida a la vida

Tu partida, poeta -no voy a mentir-, me encontró alejado de tus libros. Físicamente alejado, como vos ahora de este mundo con el que dialogaste de alma a alma y de lado a lado. "Físicamente" para dejar claro que hay personas y cosas que pasan a completarnos, que se vuelven parte de nuestro ser, que van donde vamos y permanecen más allá de todo, incluso del amplio e inaplazable manto que extiende poco a poco, o súbitamente, sobre nosotros la muerte. La distancia entonces no existe. El tiempo de algún modo se anula. Ni siquiera podemos hablar de recuerdos, reliquias o paréntesis. Mucho menos de partidas. Se trata de algo más... una continuidad aferrada a la vida, una disolución en la sangre misma, un leve temblor al borde de lo eterno. Un hálito que circula y se transmite de forma lenta de un ser a otro y que aún dará vueltas en la soledad más absoluta, como la intensidad y cifra de este adagio que escucho mientras te escribo. Así quedas para nosotros y para los que con dicha te descubran luego, Mario Benedetti. Así viven en mí tus libros, tus palabras, poeta. La belleza y la conciencia con la que me asombraste, conmoviste, encendiste, consolaste, en todo caso me despertaste, y me hiciste tu prójimo.

Fue un encuentro a mitad de camino. Entre tu labor creadora y mi contemplación, entre tu hacer y mi conocer. Y visceversa. Por eso lo contemplado me parecía al mismo tiempo tan vivido, lo tuyo tan mío, porque nunca cerraste las ventanas, y supiste acercarte, conocerte y conocernos para escribirte y escribirnos. "Biografía para encontrarme", sostienen que se titulaba el libro que hacías cuando la enfermedad detuvo tu bolígrafo con punto final o puntos suspensivos, vaya a saber. Decías: "muchos de mis poemas son producto de ser hombre de pueblo, y estar cerca del pueblo siempre ha sido una máxima para mí. Lo mejor que me pudo haber pasado en la vida es que lo que escribo le haya tocado el corazón a esa gente, a ese pueblo, a ese hombre de a pie".

"Poeta militante de lo cotidiano", "Poeta del compromiso y la alegría", "Poeta cordial, urbano y popular", "Poeta del amor y las utopías", creo que te definieron por ahí. Mi poeta. Esa fue la oportunidad que me diste, en estos tiempos que corren por carriles a veces tan distantes de la poesía. Como a muchos otros, me diste la oportunidad desde temprano de tener mi poeta.

En mi adolescencia iba de Neruda a Benedetti sin escalas ni dudas, siempre a mano. Uno me deslumbraba, el otro me acompañaba. Ambos son los autores con mayor número de títulos, incluso repetidos, en mi biblioteca. Gasté "El amor, las mujeres y la vida" en noches de éxtasis o insomnio, en traslados adonde fuera que me hiciera falta la poesía, en amaneceres filosóficos de asesoramiento sentimental y cartas por encargo para los compañeros foráneos de la facu, en crueles cantos de guitarra desafinada en la habitación a la que volvía luego de largas caminatas solitarias. Incluso, de allí tomé los primeros poemas que envíe por mail, varios años después, ya con el furor de los nuevas tecnologías. De Colombia a Mar del Plata iban los versos que decían: "Ahora que empecé el día / volviendo a tu mirada". Por otro lado, "Gracias por el fuego" es una de las novelas que tengo con más líneas subrayadas. Y en cuanto a la escritura (mis esmirriados poemas) algunos puntos y comas se me hicieron innecesarios, reafirmé que podía hablarse casi de cualquier cosa, de manera directa y apenas jugando con los rodeos, que la ternura era preferible a lo grandilocuente,que el compromiso tiene formas honestas y no puras, que la sencillez no es una moda e implica también jugarse, y que por pausas y espacios se abría la grieta para pasar a la confesión del coloquio.

Transcurrieron los años. Mario Benedetti, poeta, es cierto, últimamente ya no te leo como antes. No traje tus libros a esta casa que ahora comparto, se quedaron hace varias mudanzas.(Pensar que llevaba tus cuentos en mi mochila, en lugar de los libros de Derecho, el día que estos ojos verdes que amo me encontraron en una plaza). Pero creo que vos me entenderías. Entenderías este abandono de la biblioteca para salir a la vida, este escribir a la luz y en el aire, este someter a las palabras al desafío de cruzar la calle y mezclarse. Seguro entenderías.

Por mi parte, sigo sin tener dudas de que tu obra pervivirá entre nosotros y se extenderá siempre que sea necesario decir desde el calor y la unión, la solidaridad, el corazón. Casi como un reflejo, unos días antes de tu muerte física -el 17 de mayo- pensé en tus poemas al momento de intentar acercar por encima del TV, el MP3 y el Messenger, un poco de poesía a los intrincados sentimientos de los adolescentes de casa. Y ya sentía la falta de las páginas por las que hablabas. Después los diarios se encargaron de traerme la noticia de tu partida a los 88 años mientras cumplía la rutina de mi trabajo. Nunca te imagine enfermo ni con esa edad. Cómo hacerlo.

Poeta, mi poeta, uno de mis grandes elegidos. En medio de la tristeza y de la fuerza incolora de la oficina, que tan bien describiste un día, al enterarme de inmediato tomé uno de los atajos que también tomaste e inventaste: abrí tus versos a pesar de las imposiciones y el horario y los fui encendiendo con mi mirada, contra la soledad. De a uno echaron para atrás a la pena. De a uno dieron con la muerte y la invitaron a cantar. De a uno te diseminaron contagiosamente por la vida, de la que nunca te fuiste, ni te irás.

El fuego responde a otro fuego. Un poeta retorna siempre de la vida a la vida.


DESDE LOS AFECTOS (Mario Benedetti)

Cómo hacerte saber que siempre hay tiempo?

Que uno tiene que buscarlo y dárselo...
Que nadie establece normas, salvo la vida...
Que la vida sin ciertas normas pierde formas...
Que la forma no se pierde con abrirnos...
Que abrirnos no es amar indiscriminadamente...
Que no está prohibido amar...
Que también se puede odiar...
Que la agresión porque sí, hiere mucho...
Que las heridas se cierran...
Que las puertas no deben cerrarse...
Que la mayor puerta es el afecto...
Que los afectos, nos definen...
Que definirse no es remar contra la corriente...
Que no cuanto más fuerte se hace el trazo, más se dibuja...
Que negar palabras, es abrir distancias...
Que encontrarse es muy hermoso...
Que el sexo forma parte de lo hermoso de la vida...
Que la vida parte del sexo...
Que el por qué de los niños, tiene su por qué...
Que querer saber de alguien, no es sólo curiosidad...
Que saber todo de todos, es curiosidad malsana...
Que nunca está de más agradecer...
Que autodeterminación no es hacer las cosas solo...
Que nadie quiere estar solo...
Que para no estar solo hay que dar...
Que para dar, debemos recibir antes...
Que para que nos den también hay que saber pedir...
Que saber pedir no es regalarse...
Que regalarse en definitiva no es quererse...
Que para que nos quieran debemos demostrar qué somos...
Que para que alguien sea, hay que ayudarlo...
Que ayudar es poder alentar y apoyar...
Que adular no es apoyar...
Que adular es tan pernicioso como dar vuelta la cara...
Que las cosas cara a cara son honestas...
Que nadie es honesto porque no robe...
Que cuando no hay placer en las cosas no se está viviendo...
Que para sentir la vida hay que olvidarse que existe la muerte...
Que se puede estar muerto en vida..
Que se siente con el cuerpo y la mente...
Que con los oídos se escucha...
Que cuesta ser sensible y no herirse...
Que herirse no es desangrarse...
Que para no ser heridos levantamos muros...
Que sería mejor construir puentes...
Que sobre ellos se van a la otra orilla y nadie vuelve...
Que volver no implica retroceder...
Que retroceder también puede ser avanzar...
Que no por mucho avanzar se amanece más cerca del sol...

Cómo hacerte saber que nadie establece normas, salvo la vida?


Foto: autor desconocido - Fuente: Internet

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