Un concejal lanza cruzada contra las gomas... de autos y de las otras


El concejal capitalino Enrique Escudero impulsará dos proyectos de ordenanza municipal en el Concejo Deliberante. Y los dos están de algún modo relacionados, aunque a primera vista nada tengan que ver el Dengue y el Porno.

Cierto que no se puede descartar que la pornografía no derive en alguna afección, si no porque para muchos incentiva la promiscuidad o resulta insano para la psiquis, al menos por los riesgos que acechan a los protagonistas de las maratónicas sesiones sexuales del género triple X: desde el simple resfrío por permanecer "al aire" demasiado tiempo hasta algo mucho más serio.

Sin embargo, siempre es posible encontrar alguna relación, como se dice: todo está vinculado con todo. Y en las banderas levantadas por el representante de los vecinos en el honorable Concejo surge un elemento de cohesión: las gomas. Sí, señor. Los proyectos de Escudero apuntan uno a reforzar "la prohibición que rige sobre la exhibición de revistas pronográficas en la vía pública, y el otro a que las gomerías no tengan a la intemperie las llantas". Aquí puede leerse el comunicado de prensa.

En síntesis: gomas a la intemperie, a la vista de todos, al viento, no. Ni de las que pueden encontrarse renovadas cada semana en los kioscos, capaces hasta de marear y hacer caer del renglón la mirada de aquellos que van a comprar Le Monde Diplomatique, la National Geography o la Ñ de Clarín; ni tampoco esas que se asoman a la calle, apiladas, abandonadas a su suerte o en muchos casos remozadas para la venta. ¿Pero alcanza esto para distinguirlas lo suficiente? Quiero decir las que sirven para los vehículos, las llantas o neumáticos.

Las primeras escandalizan a algunos y fatigan a los vendedores de las revisterías que deben volver a los niños hacia los cómic; soportar la reprimenda de las señoras que en un ágil movimiento extraen con dos dedos del fango de la perdición hecho escaparate la revista de Susana o el último fascículo de manualidades en goma eva (epa!); no caer en la trampa de la culpa al ver como dos se separan para siempre: la mujer saliendo furiosa del local, el hombre soprendido, sin poder reaccionar, con el poster de la vedette en las manos; o controlar la masiva concurrencia masculina y solitaria de los que no compran y están casi una hora picoteando a zarpazo limpio.

Al ojo avizor del edil seguramente no se les escapó este circuito que envuelve a las denominadas "revistas para hombres". Y algo irrefutable hay: las publicaciones porno-porno hace tiempo que deben envolverse en discretas bolsitas oscuras; pasa que ahora abundan otras que explotan un lado más erótico, pero cuyas producciones fotográficas desde la tapa son cada vez más osadas en busca de ávidos lectores: tremendas mujeres de la farándula dejan la sugerencia junto con las ropas íntimas y van derecho a lo explícito. Sobre todo, en lo que parece culturalmente aceptado y viene de a pares.

Las segundas gomas, las de lugares especializados en parches y pinchaduras, pero sin quirófano, no escandalizan tanto, a menos tal vez que se les sume como extra cierto exhibicionismo de la parte de atrás que desarrollan con naturalidad los encargados junto con la pancita; me refiero a la rayita identificatoria por arriba de los pantalones (pero esto acaso más que enardecer, resulte deprimente, de una melancolía sorda). No, la razón de que el concejal las tenga "en la mira" es estrictamente sanitaria: por lo general, estas gomas "acumulan agua, lo cual luego traería aparejado el mosquito que transmite el dengue". Las otras, los portentos de carne y silicona, acumulan ojeadas e inspecciones, y traen aparejados a desprevenidos y babosos vocacionales. Verdaderas plagas por su número, en ambos casos.

Como sea, Escudero ha salido en cruzada contra las gomas y recibirán el ambate sus fieles y sacerdotes en uno y otro continente: mosquitos y mirones; gomeros y revisteros. Nada fácil. En el revuelo no faltan rebeldes que proponen extrañas transmigraciones dignas de los encantamientos del sabio Frestón que tenían a maltraer al mismo Don Quijote: "quien pudiera ser mosquito para crearse un habitat en gomas de la Farro, o ser su gomero y atender urgencias como esas, o cambiar de gomas a la intemperie por una hora..." y otras ensoñaciones por estilo que por aquí se comentan.

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