Sin sistema

Sin sistema. El naranjo enano del patio después de mucho tiempo muestra brotes por todos lados, cuando nos sentíamos estafados. La rubia sonríe mientras me señala el todopoderoso milagro que viene a sumarse a los prodigios de la casa nueva, a la que le va saliendo el verde como extensión de su propia mirada.

Entre la aridez y las carencias, el cerco endeble ante la hostilidad circundante, la rubia se las arregla para arrastrarme de los libros y la computadora sin tiempo a los atardeceres de riego y barro, búsqueda de brotes y promesas en las manos.

Atardecer en el arduo milagro, agreste, sin magias, frágil y manchado en el que hemos quedado atrapados como en un renacimiento permanente. Entre el celeste y el verde, el verde. Tu verde, el que existe porque existes, porque no me faltas.

La soledad aerodinámica en conjunto, los álbumes del autoconvencimiento y la reafirmación, el ágil sopor y la fiebre del uso -rutilantes spots- no tienen la fuerza, el peso y el conjuro de los brazos abiertos a la vida. Y la vida aparece, si te apareces. Y el milagro se muestra si vamos juntos de la mano.

Sin sistema.

Pintura: autor desconocido - Fuente: Internet

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