A vuelo de pájaro

A varios kilómetros, desde la módica altura del mirador de la loma del Calvario, la ciudad se extiende sobre la paz de la tarde, la palma abierta del sol y los secretos del viento. Herencia y estreno. Aún es posible abarcarla con la mirada casi en su totalidad, por eso mismo acaso si no deslumbra por su magnitud o su belleza, apunta justo a los afectos, se hace querible sin argumentos, gana desde la ternura, convence en el abrazo.

Aquí el alma se despeja y refleja. La mirada se hace aguda, reconoce y se amplía. Aquí cesa la presión sobre el asfalto, la gravitación alrededor de la necesidad y lo ajeno. Aquí el espíritu se arremolina en sí mismo para multiplicarse hacia lo demás, para internarse en varios lugares al mismo tiempo, por mil senderos, lapachos y palos borrachos, calles, barrios, realidades, a vuelo de pájaro. Sin la urgencia por comprender, sin orientación predeterminada, sin llamado ni espera, sólo por pasear con las ventanas abiertas.

Y de a ratos, la memoria se cuelga de la leyenda, y en el vaivén, retorna convertida en promesa. Por sobre el hombro, se intuye el señorial alcance del vigía primigenio. Al encuentro salen los afanes y mixturas de quienes sostienen hoy a la ciudad como destino y elección. Es éste, lugar de encuentro. Lo fue y lo será. De unos con otros. Y de uno consigo mismo.

Alejarse, para acercarse. Apartarse, para ser parte. La ciudad se extiende, al tiempo que puedes cubrirla casi entera con el pecho; se ubica en la mirada y en el oxígeno que te renueva. Reúne en el silencio de la tarde de domingo el inconmovible gesto del edificio de una decena de pisos en contrucción con el aroma que lentamente se desprende de la precaria parrilla del vendedor de tortillas (el sol se repite entre las débiles brasas). Desciende, apacible y buena, en una curva de dulzura. Trepa expectante y liviana en el vértigo tornasolado de lo que nace y muere en trayecto de la calidez a la sombra helada. Se confunde en la argamasa y el telar transparente de los sueños. Te transmuta, sin más, en gorrión y en águila. Te hace uno y todos, en un único vuelo. Vuelo de pájaro. Corazón en tierra. Ciudad.

Pintura: "Hand catching a bird" - Autor: Joan Miró - Fuente: Internet

No hay comentarios:

Publicar un comentario