Una temporada en el Paraíso

Jodido... muy jodido... La apariencia es un fruto variado, profuso, extrovertido, pero sin un gajo de realidad, resulta seco, desabrido, es decir, acaba en la cáscara. Has de comer del Árbol de la Vida y... y (si no queda otra) picotear del Árbol del Saber, que -en definitiva- no es otro que el Árbol de las Apariencias, acaso en su versión más apetitosa. Pero, por sobre todo, has de prestar mucha atención y ser muy selectivo con aquellos que eriges como tus Dioses, la mirada bajo la cual decides vivir. No sea que un enano con zancos y varillas oculto bajo una inmensa túnica se pasee de continuo por tu jardín obligándote desde el imperio de su bigote a actuar de una forma u otra. Y acabe por echarte del Paraíso, demasiado tarde descubierta la trampa. Has de comer del Árbol de la Vida, pasarte con tu Dios su fruto pletórico de realidades como una Coca Cola en el desierto. Y reír con él sin engaños entre lágrimas y sudores, en el centro mismo del Edén, y acaso sin saberlo.


Foto: autor desconocido - Fuente: Internet

No hay comentarios:

Publicar un comentario