El furor por considerarse a salvo


Uno de los graves problemas que tenemos como sociedad es que siempre esperamos que nos toque a cada uno para recién ahí saltar. De lo contrario, miramos por encima del hombro o nos dedicamos a criticar el reclamo de los demás, sin analizar en profundidad su problemática, ni mucho menos intentar comprenderla, no digo ya acompañarla o compartirla. Basta agarrarse a una tabla y sentirse un poquito seguro para empezar a despotricar contra lo mucho que molesta la protesta de los náufragos de su propia realidad, o sencillamente contra la desubicada libertad de los surfistas. Lamentable esa conciencia servil que parece haberse hecho carne de nuestro ser social. Lo bien que haríamos -si carecemos de la voluntad de ponernos en lugar del otro- al menos de recordarnos a nosotros mismos cuando sufrimos un atropello o sentimos afectada nuestra dignidad. Quienes nos manipulan siempre cuentan con esa miopía de sentir lo "propio" con prescindencia de los demás; el furor por considerarse a salvo y empezar a ser un funcional; la cobardía de abandonar el pensamiento crítico, y guardarse la osadía, y tronchar un ideal, para probarnos -en un momento inconsciente y fugaz- la acusadora gorra, la cínica levita, el aplastante chal.

(Ilustración: autor desconocido - Fuente: Internet)

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