El momento presente


Los chinos no suelen darle muchas vueltas a las cosas, andan por ahí encontrando verdades enteras en medio de retazos de simpleza, flores puras entre el fango más hediondo, piedras preciosas entre trozos de rocas y mampostería... Y dicen:
"Es cuando estamos por terminar un libro que lo disfrutamos.
Los huéspedes a los que esperamos ansiosos suelen no venir.
Así el mundo siempre corre en contra de nuestros deseos,
¡Qué pocas veces en cien años abrimos el corazón...!"
CH'EN SHIH TAO


Para los deseos el mundo siempre corre en contra. Porque la esencia del deseo está lejos de ser el verdadero encuentro. El deseo no encuentra, busca siempre. El deseo no une, separa; establece dualidades para poder realizar su dinámica sin fondo. Los chinos saben...
Lo único que nos ubica en la vivencia del aquí y ahora, en la experiencia del presente, en el disfrute del proceso, en la culminación y el encuentro más que en la ansiedad de la búsqueda y la espera, en la amplitud de que las cosas sean y en el ser para lo que realmente sucede alrededor, pasa por abrir el corazón. Cosa que no hacemos muy seguido... para nuestro perjuicio y limitación.
Procura que no pasen cien años, cien meses, cien días, cien horas, cien segundos seguidos, sin abrir el corazón. Santo remedio. Chino.

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